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idea concepto y proceso II

ORTEGA Y GASSET

ORTEGA Y GASSET


El texto de Ortega y Gasset es una completa reflexión sobre la modernidad dentro del mundo del arte, pero entendida como un proceso lento que involucra a la sociedad en sus más diversas capas. El orígen del ensayo tiene como protagonista a la música, el teatro y en general a las nuevas artes, sean cuales sean, aunque se centre más en la pintura. Desde el principio aparece el concepto de popular e irremediablemente, impopular también. Desde un punto de vista marginal, más a favor de las minorías, Ortega habla de la masa y su falta de identidad, en cómo el arte ha sido suplantado por algo cada vez más vacío y repetitivo, con falta de espontaneidad. Pero con la llegada de la modernidad esto empieza a cambiar.
Se producen divisiones entre quienes aceptan las nuevas manifestaciones y las comparten y quienes las rechazan. Ortega habla de un cierto sentido de humillación al no entender las obras de arte, otro síntoma de atraso cultural.
La vulgaridad sobrevuela algunos comportamientos de la masa ante las nuevas creaciones, algo que es falso.
Para saber por qué es impopular el arte joven es necesario entenderlo, llegar a interesarse por él, en lugar de comportarnos como animales irracionales que no saben lo que hacen.

A continuación, hay un fragmento muy interesante referido a lo ilusorio en el arte, de cómo el público se emociona con dramas de toda la vida, cómo la mímesis es el pan de cada día en la producción artística y siempre triunfa.
El espectador está demasiado acostumbrado a que le den todo mascado. Todo lo que ven tiene que tener un referente real, cuanto más se parezca el cuadro al paisaje, mejor será su calidad, excluyendo y descartando cualquier  uso de lo imaginario.
El público está despistado. Todo lo asocian a sus vivencias y la religión y sus figuras subyacen en el significado de la mayoria de obras que observan. Es curioso observar cómo algunos comportamientos en la sociedad apenas cambian. Existe una generalizada acomodación espiritual que impide que se llegue a ver la obra de arte, a disfrutarla.
Se vuelve a hablar de repetición, de copias y Ortega afirma que se debería hacer un esfuerzo con los nuevos artistas y tratar de comprender su arte nuevo.
Ortega encuentra una serie de características de este arte, tales como que evita las formas vivas, tiende a deshumanizar el arte, se considera un juego y posee una cierta ironía, etcetera.
El siguiente fragmento del ensayo, nos presenta un ejemplo muy ilustrativo sobre cómo se percibe lo que se ve.
Se trata de la escena en la que un hombre agoniza en su cama y junto a él diferentes personas con papeles diversos. Desde la mujer y familiares hasta el médico que cumple su tarea. Ortega quiere hacer una alusión a la subjetividad de las cosas, ala relatividad y cómo afecta esto a la hora de percibir todo cuanto nos rodea. Es una parte del texto con la que estoy muy de acuerdo y considero esencial a la hora de entender el artey la vida en general.
La realidad vivida es la realidad por excelencia, es humana y nos acerca a todos a lo representado de una forma más real.

El arte nuevo es multidireccional, mas variado y libre, pero no es nuevo e interesante sólo para artistas. Aunque no lo parezca, el público estaba preparado, pero su completa asimilación es un proceso lento.
Comienza la deshumanización del arte, el verdadero cambio.
Algunas características son un alejamiento de la realidad, cambio en la representación, huida de lo conocido...
hay que hacer un esfuerzo por buscar otros caminos para entender el nuevo arte. Esto produce el gozo artístico.
Se habla también de la huida de la realidad y de cómo eso no resulta tan sencillo en sus comienzos.
Hy una frase que me resulta interesante:
¿Por qué han de tener siempre hoy razón los viejos contra los jóvenes, siendo así que el mañana siempre da la razón a los jóvenes contra los viejos?
Buscamos nuevos horizontes, ampliamos nuestra visión artística y humana y Ortega  hace hincapié en que no existe un arte único, las masas no son eternas y todo cambia, evoluciona.
Pero Ortega no piensa que en el siglo XIX evolucionara la experiencia estética. Lo humano siempre va ligado a esto y no beneficia al desarrollo del arte. Se menciona el realismo y cómo este priva de estilo al artista, lo ata a lo que le rodea. El carácter y el estilo son dos conceptos que funcionan independientemente. El siglo XIX está lleno de artistas con carácter, pero sin ningún estilo y el siglo XVIII posee poco carácter y un estilo desbordante.
Ortega y Gasset distingue tres rangos en el mundo humano: las personas, los seres vivos y las cosas inorgánicas.
En diversas artes como la música y la pintura se utiliza la debilidad humana, el melodrama. En la opinión del autor del texto, esto es un error, puesto que la belleza nunca pasa por la melancolía o la sonrisa.
Pone el ejemplo de las figuras de cera, figuras que no son realistas del todo y muestran imperfecciones. La contemplación de estas figuras no llega a producir un gozo artístico y de nuevo aparece el concepto de melodrama. Pero Ortega y Gasset continua con sus teorías y formula una serie de preguntas sin respuesta que colocan al lector en una especie de encrucijada.
El abarrotamiento formal que sufren algunas materias se transforma con los años y surgen nuevos artistas que se fijan en aspectos menos cargantes, mas puros y exentos de cargas innecesarias. Es aquí cuando menciona a Claude Debussy, quién , en palabras de Ortega y Gasset, deshumanizó la música.
Los artistas jóvenes no se interesan mucho por libros u obras que dicen ser de arte pero que se dedican a analizar las relaciones humanas, con sabor a psicología.

El tabú y la metáfora componen el siguiente bloque temático y es un texto de gran carga conceptual. Ortega nos habla de los conceptos y el lenguaje, el cual se relaciona con el tabú. Esta parte del texto me resulta algo cargante, demasiado abstracta. El lenguaje es una herramienta muy poderosa y versátil y con él se pueden lograr cosas importantes. Con la metáfora esto se incrementa y hay verdaderos maestros en su uso. Se crean metáforas a partir de la realidad, pero con el paso del tiempo, ocurre al contrario. Son las realidades las que surgen a partir de usos metafóricos y se complementan con el arte nuevo.
El mundo de las palabras, de las cosas y las ideas es el mundo del lenguaje también y se establecen una serie de paradojas que oponen todos estos conceptos. El texto dice que tendemos a confundir la realidad porque la idea que tenemos de ella a menudo no se corresponde. De nuevo estamos "humanizando" cuestiones que se escapan a nuestar comprensión. Mundificamos los esquemas, lo interno y lo subjetivo, sin darnos cuenta de nuestro error.
La comparación entre pintores cubistas, expresionistas,.. y realistas me parece muy acertada en esta parte del texto, ya que deja ver con claridad cuál es la postura de Ortega y Gasset. De pintar las cosas se ha pasado a pintar las ideas: el artista se ha cegado del mundo exterior y ahora procede a pintar lo interior, las ideas, lo subjetivo.
Gasset nomra una novela, "Los seis personajes", ficción pura que emula a personajes reales y en ella se logra un proceso completo de deshumanización, lo que parece irritar al público, que se siente engañado. Sin embargo, mayor es el gozo cuanto más fraudulento el engaño que experimentamos en forma de obra de arte, sea cual sea esta- pintura, literatura, cine,..-

La iconoclasia es otro fragmento interesante. En él se nombran símbolos que han acompañado al hombre durante su existencia y han generado numerosos conflictos. Coincido con el autor en el nefasto poder que estos símbolos tienen y en los desastres, iras y miedso que despiertan.
En el siguiente fragmento, Gasset parece querer encontrar las respuestas y las conclusiones, pero es muy consciente de la responsabilidad que ello conlleva y todo son preámbulos, pequeñas dudas que quedan en el aire para ser contestadas a posteriori. Aunque haya causas claras, se esfuerza en subrayar que esas no son las decisivas y no afirma ser conocedor de una verdad absoluta, deja a los lectores con dudas y con inquietudes. Ese es uno de los aciertos de este ensayo.

Las siguientes cuestiones que aparecen son realmente interesantes y creo que en cualquier artista que comienza su carrera deben aparecer y ser debatidas. se habla de repetición, de originalidad y de cómo todos sucumbimos sin poder siquiera evitarlo.
Parece que las variaciones que experimentan las doctrinas artísticas son entendidas como aberraciones para los puristas, mientras que los artistas vanguardistas creen haber encontrado algo nuevo. Pero casi nada es nuevo, en el sentido estricto de la palabra. En Oriente se innova menos en el arte, mientras que los europeos buscan nuevas formas de entender el lenguaje artístico, son más inquietos en ese sentido.
Plantearse estas cuestiones y otras no significa que se odie al arte antiguo, que al fin y al cabo, es Arte.
Cerca del final del texto, el autor deja claro que la contradicción es patente y es importante subrayarla.
No conviene tomarse el mundo del arte demasiado en serio, todo es una broma, o mejor dicho, pura ficción. No conviene creer que todo lo viejo es lo cierto y únicamente válido. En cierto modo, el debate y la confrontación sirven para que el arte siga vivo y eso es lo realmente importante. Los jóvenes suelen decantarse por todo aquello que incluya cierta ironía.
Al final se habla de un cierto desinterés en los artistas jóvenes. Se compara su labor y misión de viejos artistas, en otras épocas y queda claro el cambio experimentado. La falta de seriedad, las musas, los movimientos sociales,..son factores que influyen en el concepto de artista. Cada vez se anhela más la juventud e intenta prolongarse más, algo que es cada vez más generalizado. El arte es más intrascendente o quizás su jerarquía es la que ha cambiado dentro de la sociedad. La aspiración al arte puro es una gran modestia.
Al final del texto, con cierto desengaño, Ortega y Gasset deja ver cierto desencanto respecto al arte actual y es consciente de que no siempre será así; es sólo otra etapa más en el complicado y a la vez simple mundo del arte.



Francisco Eugenio Muñoz Bárcenas

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